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El cáncer de cuello uterino es el que le sigue en frecuencia de aparición al cáncer de mama, y dentro de los cánceres del aparato genital femenino.
El cuello del útero se encuentra en el interior de la vagina. Es la parte inferior del útero.
Este cáncer se da con más frecuencia en mujeres de entre 35 y 55 años.
Lo más frecuente es que primero aparezcan en los controles ginecológicos lesiones en el cuello del útero: por herpes virus, papiloma virus, lesiones intraepiteliales que se diagnostican por colposcopía (leucoplasias, mosaicos, puntillados, etc). La evolución a la malignidad de estas lesiones es lenta, pudiendo durar entre 10 a 15 años.
Esta evolución lenta influye en el alto nivel de supervivencia que tienen las mujeres con cáncer de cuello uterino, porque los controles ginecológicos periódicos permiten detectar las lesiones que pueden transformarse en malignas. Aunque conviene aclarar que no todas las lesiones del cuello uterino evolucionan hacia un cáncer.
La mayoría de los cánceres de cerviz no dan síntomas y se diagnostican cuando la mujer se realiza un estudio citológico (Papanicolaou) y la colposcopía.
Las pacientes que tienen este tipo de cáncer pueden presentar:
Metrorragia: sangrado anormal.
Dolor en el pubis.
Dolor al tener relaciones.
Sangrado después de tener relaciones.
Los estudios epidemiológicos han demostrado que los siguientes factores contribuyen a que la mujer desarrolle este cáncer.
Factores sexuales: inicio de las relaciones sexuales antes de los 20 años, un número elevado de parejas sexuales, mujeres que tienen varios hijos.
Factores socioeconómicos. Las mujeres de bajo nivel socioeconómico tienen con más frecuencia cáncer de cuello uterino, porque tienen menor acceso a los servicios de salud para hacer los controles anuales con el ginecólogo.
Factores tóxicos: las fumadoras tienen más posibilidades de tener un cáncer de cervix.
Factores infecciosos: las enfermedades de transmisión sexual (sífilis, gonorrea, tricomoniasis, clamidia, herpes genital) se relacionan con el cáncer de cuello uterino.
Factores inmunológicos: el cáncer de cervix se desarrolla con más frecuencia en mujeres inmunosuprimidas.
En la actualidad hay evidencias científicas que confirman que el HPV influye en el desarrollo del cáncer de cuello uterino. Pero además de la infección por HPV la mujer que tiene un cáncer de cervix, también tiene una predisposición genética. La alteración del estado inmunológico, con las defensas bajas de la paciente, es otro factor que influye en el desarrollo del cáncer. Es decir que la infección sola por HPV no basta por sí sola para que la mujer desarrolle un cáncer de cuello uterino.
Prueba de Papanicolaou: se estudian las células del cuello del útero y de la vagina para detectar, mediante el estudio microcópico, alguna anormalidad en las mismas que hagan sospechar la presencia de alguna enfermedad ginecológica (inflamación, HPV, infecciones, cáncer).
Este estudio debe hacerse de rutina dentro del control ginecológico anual que deben hacerse las mujeres mayores de 18 años o que tienen relaciones seuales, aunque no tengan ningún síntoma. Las pacientes que presentan algunos de los síntomas de enfermedades ginecológicas deben concurrir a realizar este estudio citológico, aunque haga menos de un año que se controlaron.
Colposcopía: se realiza con un aparato óptico, colposcopio, que tiene una lupa que permite observar en detalle la mucosa del cuello uterino, alguna imagen anormal que haga sospechar la presencia de alguna enfermedad ginecológica (inflamaciones, lesiones por virus, pólipos, lesiones intraepiteliales: mosaicos, leucoplasias, etc, carcinoma.
Biopsia de cuello uterino: consiste en extraer uno o más fragmentos de la mucosa cervical, mediante una pinza sacabocados. Este procedimiento no produce dolor y se hace en el consultorio. El material obtenido se manda a un médico especialista en anatomía patológica, para que confirme o descarte la presencia de células malignas. Este estudio es el único que permite certificar el diagnóstico de cáncer, en pacientes que se sospecha la enfermedad cuando se realiza el Papanicolaou o la colposcopía.
El tratamiento que se aplica en este carcinoma depende de la fase en que se encuentra el tumor. Se aplica desde métodos destructivos locales pasando por la conización hasta la cirugía radical (se extirpan el útero, los ovarios y si el tumor está extendido los ganglios linfáticos de la zona).
Métodos destructivos locales
El uso de la colposcopía permite localizar la zona donde está ubicada la lesión y hacer una biopsia dirigida de la misma, lo que tiene la ventaja de poder aplicar tratamientos conservadores, especialmente útiles mujeres jóvenes que desean ser madres. Los métodos usados son la electrocoagulación, la crioterapia, el láser y la coagulación en frío.
La ventaja de estos métodos es que se hacen en el consultorio, sin anestesia o con anestesia local. Se conserva la anatomía del cuello uterino, por lo que la fertilidad de la mujer no se afecta.
El porcentaje de curación con esta técnicas es entre el 90 al 95%, siempre que la mujer cumpla estrictamente con los controles indicados por el médico.
Conización
Es un procedimiento quirúrgico realizado con anestesia general, que consiste en la extracción en forma de cono del tejido afectado y del tejido adyacente.
La conización es no sólo un método que se aplica para curar el cáncer, también permite hacer un diagnóstico más completo que con los métodos destructivos, porque brinda la posibilidad de hacer un dianóstico más detallado de la pieza quirúrgica.
Cirugía
En los casos en que el cáncer invada el cuello del útero a una profundidad mayor de 3 a 5mm, se aplican tratamientos más radicales, como la histerectomía total (extirpación del cuerpo y el cuello uterino) además de los ganglios linfáticos de la región para prevenir las metástasis. La radioterapia local se aplica para estar seguros de que no quedaron células cancerosas en la zona del cuello uterino. Si se sospecha que puede haber metástasis en otras partes del cuerpo, se usa la quimioterapia para mejorar la sobrevida de la paciente.
Recuerde que el "cáncer de cuello uterino" es una enfermedad que puede ser prevenida, porque está precedida por lesiones preinvasoras que tardan años en transformarse en cáncer. Esta lesiones pueden diagnosticarse por medio de la citología y la colposcopía y tratadas, obteniéndose niveles altos de curación.
Bibliografía: Dr. Gori, Jorge - Dr. Lorusso, AAntonio - Ginecología de Gori - Editorial El Ateneo - 2a edición