En la actualidad una gran cantidad de hombres y mujeres sexualmente activas padecen el "Virus Papiloma Humano", siendo la infección de transmisión sexual más frecuente en el mundo. Este virus que produce lesiones en el aparato genital de ambos sexos, se lo puede prevenir, así como también tratar las lesiones que ocasiona. Existen dos tipos del virus del papiloma humano, uno que infecta la piel y produce las verrugas, otro que se instala en las mucosas del aparato genital dando origen a los "condilomas" virales.
La infección no siempre se manifiesta de manera visible, es decir que la mujer puede estar infectada y no tener síntomas. Cuando sus defensas inmunológicas se alteran, ya sea por estrés, mala nutrición o por contraer enfermedades que disminuyen las defensas inmunológicas como el HIV/ Sida, el virus comienza a actuar produciendo "condilomas" o verrugas genitales, en la piel de la zona genital. Cuando el virus se instala en las mucosas del aparato genital aparecen los "condilomass" planos, que no se ven a simple vista, y sólo son diagnosticados por el ginecólogo cuando realiza una colposcopía, o bien por las alteraciones celulares que aparecen en el Papanicolaou.
Los "condilomas"aparecen en los genitales externos o en la región anogenital, tanto en las mujeres como en los hombres, es más raro que aparezcan en la vagina o en el cuello del útero. En el hombre el virus produce los "condilomas" en el pene o el escroto. Las verrugas genitales pueden producir dolor, prurito o picazón. Estas lesiones en la mayoría de los casos no suelen progresar hacia otras más graves, o incluso pueden desaparecer sin tratamiento.
La infección puede presentarse sin que haya lesiones a simple vista, sólo se detecta por estudios citológicos (Papanicolaou) o por colposcopía; se la llama infección subclínica. Este tipo de infección prevalece en el cuello uterino.
Otra situación que puede darse es que el virus esté presente en las mucosas del aparato genital, pero no se manifiesta con lesiones, sólo se lo puede detectar con estudios como la Captación hibrida o el PCR, que estudian el ADN del virus. En estos casos la infección puede desaparecer sin haberse manifestado clínicamente.
Cuando las lesiones no se ven a simple vista se hace una colposcopía, donde se pueden ver lesiones sospechosas que generalmente se biopsian, para confirmar el diagnóstico de HPV. También pueden encontrarse alteraciones celulares en el extendido de Papanicolaou. Cuando el médico lo considera necesario se pueden pedir análisis específicos para identificar el tipo de virus.
La vía de transmisión de la infección es por la relación sexual o por autoinoculación, siendo los sitios más atacados la piel o las mucosas que durante la relación sexual están más expuestas a microtraumatismos, como son los genitales externos, la zona perianal, la mucosa anal, vaginal y del cuello uterino. El tiempo de incubación de la infección es de 6 semanas a 9 meses. Hay casos descriptos de contagio por compartir baños de inmersión, ropa interior, etc.
El HPV se asocia con el cáncer de cuello uterino, pero este virus no siempre produce cáncer. Hay varias cepas del Papiloma Virus Humano que infectan el tracto genital, pero no todas tienen la misma agresividad. Se los clasifica en subtipos según su capacidad para desarrollar cáncer de cuello uterino.
Subtipos de bajo riesgo: se los denominan así porque casi nunca se encuentran en los cánceres o lesiones graves del cuello uterino. Pertenecen a este grupo los siguientes tipos 6, 11, 30, 42,43, 44. Las cepas 6 y 11 se las asocia con los"condilomas" o verrugas genitales, y es raro que progresen hacia un cáncer de cuello uterino.
Subtipos de mediano riesgo: 31, 33, 45, 51,52
Subtipos de alto riesgo: se los denomina así por su frecuente asociación con el cáncer de cuello uterino. Incluyen las cepas 16, 18, 31, 33,45, 56. Las cepas 16 y 18 son las cepas que se encuentran asociadas con más frecuencia con el cáncer de cuello uterino, seguidas por las 31 y 45. El 99% de los cánceres de cuello contienen HPV de alto riesgo.
Otros cánceres asociados con el HPV se desarrollan en vulva, región anal, tanto en hombres como en mujeres, en vagina, en pene y escroto.
En la actualidad no se sabe con claridad la forma en que estos factores influyen para que la infección viral progrese hacia una lesión maligna.
Estos factores son los siguientes:
1) Inicio precoz de las relaciones sexuales.
2) Elevado número de parejas sexuales.
3) Bajo nivel socioeconómico.
4) Cigarrillo.
5) Enfermedades de transmisión sexual (sífilis, gonorrea,
tricomoniasis, clamidia, herpes genital).
6) Factores inmunológicos disminuidos.
La posibilidad de contagio durante el embarazo es mínima, hay estudios científicos que han demostrado la presencia del virus en la sangre del cordón umbilical y la placenta. El momento de mayor peligro para el contagio del bebé es durante el parto, aunque las posibilidades son pocas. Salvo que los "condilomas" obstruyan el canal del parto, se puede hacer un parto por vía vaginal, aunque algunos obstetras prefieren el parto por cesárea para prevenir la infección en el neonato. Las verrugas genitales que pueda tener la mujer se tratan después del parto, salvo que por su tamaño sean un obstáculo para que salga el bebé.
Las mujeres con actividad sexual deben hacerse controles periódicos con citología (Papanicolaou) y colposcopía, lo que permite el diagnóstico temprano de las lesiones precancerosas. En los casos en que el ginecológo encuentre lesiones que contienen el virus, debe aconsejar la consulta con el urólogo para la pareja sexual masculina.
Manteniendo relaciones estables, aunque conviene aclarar que las personas que tienen una sola pareja sexual durante toda su vida pueden contraer el HPV.
El uso de preservativo en las personas que mantienen relaciones sexuales, disminuye el riesgo de contagio en un 80%, pero como el preservativo no cubre todas las zonas genitales expuestas al virus, no da una protección total. Por este motivo se aconseja la abstinencia sexual hasta completar el tratamiento. También el hombre debe consultar con un urólogo para descartar lesiones en la zona genital.
En la actualidad existen dos tipos de vacunas en el mercado farmacéutico, la llamada cuadrivalente que inmuniza contra los tipos virales 6, 11, 16 y 18; la otra es la que se llama bivalente que sólo inmuniza contra los virus 16 y 18, y protege contra las infecciones causadas por los tipos 31 y 45.La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda aplicarla a niñas entre 9 y 12 años. Conviene aclarar que la vacuna no cura, sólo previene la infección en hombres y mujeres que no han tenido contacto con el virus, de y protege sólo para los tipos virales mencionados.
El HPV puede detectarse mediante las llamadas pruebas de hibridización, que estudia el ADN para confirmar la presencia del virus y distinguir el subtipo viral. Para hacer esta prueba se obtiene material celular del cuello del útero, y se envía la muestra al laboratorio. El método más utilizado actualmente es la "captura del híbrido", aunque existen otra pruebas como el PCR, etc.
Cuando las lesiones desparecen y no hay alteraciones en los estudio de Papanicolaou se puede pensar que la infección está erradicada, pero puede permanecer en estado latente y volver a aparecer ante situaciones que favorezcan la reactivación del virus. Es decir que no podemos decir que el HPV se cura.
Los tratamientos que se aplican son para eliminar las lesiones que produce el HPV. Son la siguientes:
1) Crioterapia: produce la destrucción local, mediante el congelamiento de los tejidos aplicando óxido de carbono, óxido nitroso o nitrógeno líquido.
2) Escisión electroquirurgica (LEEP, siglas en inglés): se realiza aplicando electricidad de bajo voltaje con un electrodo en forma de aguja o de asa curva, lo que produce vaporización del tejido, con efecto de corte y coagulación simultánea.
3) Topicaciones con ácido tricloroácetico: se aplica el ácido en las lesiones planas del cuello uterino o sobre los "condilomas" o verrugas una vez por semana hasta que desaparezcan.
Existen dos tipos de vacuna la cuadrivalente, que inmuniza contra los tipos virales 6,11,16 y 18. Otra es la llamada bivalente, que inmuniza contra los virus 16 y 18. Conviene aclarar que estas vacunas no curan, sólo sirven para prevenir la infección en mujeres que no han tenido contacto con el virus y para los virus nombrados.
Las vacunas no reemplazan a los controles periódicos, con Papanicolaou y colposcopía, que deben hacerse las mujeres que mantienen o hayan mantenido relaciones sexuales.