La espera del parto generalmente se acompaña de un sentimiento de ansiedad y de incertidumbre. La identificación del inicio del trabajo de parto no sólo es importante para la pareja, también lo es para el equipo obstétrico porque un diagnóstico correcto previene complicaciones para el bebé y la madre durante el parto.
Las contracciones uterinas sirven durante el trabajo de parto para que descienda el feto, y se dilate el cuello uterino para permitir que salga al exterior el bebé.
Durante las últimas semanas del embarazo la mujer tiene contracciones más frecuentemente y de mayor intensidad, que pueden ocasionarle algunas molestias, pero que no dilatan el cuello uterino ni producen el descenso del bebé. Se trata entonces de un “falso trabajo de parto”.
En un “falso trabajo de parto” las contracciones son irregulares, de poca intensidad o se alternan contracciones fuertes con débiles. Si producen dolor éste aparece en la parte anterior del abdomen, a diferencia de las del parto verdadero que se inician en la espalda y se corren hacia la parte anterior del abdomen.
Cuando se presenta un “falso trabajo de parto” el reposo o el cambio de posición calma las contracciones, a diferencia del inicio del trabajo de parto durante el cual el útero se contrae, independientemente del reposo, con más intensidad a medida que pasa el tiempo. Algunos obstetras recomiendan a la embarazada darse una ducha tibia y ejercicios de relajación para que pueda descansar mejor.
Bibliografía: Dr. Sebastiani, Mario- Lic. Raffo Magnasco- Claroscuros del Embarazo, el Parto y el Puerperio- Cap. 9-