Aproximadamente el 30% de los abortos espontáneos ocurren sin que la mujer tenga una metrorragia, entonces decimos que el embarazo terminó siendo un huevo muerto y retenido.
Cuando se hace una ecografía el médico encontrará que el saco gestacional no ha crecido de acuerdo con el tiempo de embarazo, o el feto no muestra signos de vitalidad. Sin embargo si la mujer se hace una prueba de embarazo en orina puede dar positiva, por la presencia de hormonas residuales que todavía permanecen en su organismo. En este caso en la ecografía, que se hace casi de rutina a las 5 o 6 semanas de embarazo, se podrá ver el saco gestacional pero para valorar la vitalidad del embrión habrá que esperar 7 o 10 días más.
La mujer comienza a atravesar una situación emocional difícil, porque no tiene la certeza de que su bebé esté bien pero al mismo tiempo piensa que se podrían haber equivocado en el diagnóstico. Son días de gran incertidumbre, durante los cuales tanto el médico como la familia deben acompañar a la mujer, ya que aunque el embarazo es de poco tiempo, deberá hacer el duelo por la pérdida, si bien es cierto que en estos casos la recuperación emocional es más rápida que cuando se produce la muerte fetal en el segundo o tercer trimestre del embarazo