Cuando la madre pone a su hijo al pecho, el bebé al comienzo de la mamada succiona la leche que está en los conductos, acumulada entre la mamada anterior y ésta. Esto es posible porque en los alvéolos se produce leche continuamente. Esta "primera leche" que es aguada, con bajo contenido de grasa, constituye el 33% de lo que puede sacar el niño cuando se lo pone al pecho. A los pocos minutos de que el bebé comienza a succionar, los alvéolos son estimulados para producir una leche más gorda, con mayor contenido de grasa, que se la llama "segunda leche", y es aproximadamente el 67% de lo succiona el bebé durante la mamada. Como esta leche más gorda es succionada por el niño al final de la mamada, es importante dar el pecho sin límites de tiempo, hasta que el bebé esté satisfecho. También esto explicaría porque hay bebés que les alcanza para alimentarse bien succionando de un solo pecho en cada mamada, porque la leche con mayor contenido graso es la que sacan al final.
Bibliografía: Beccar Varela, Carlos- El arte de amamantar a su hijo - Ediciones Macchi - 10° edición