La piel está formada por dos capas relacionadas entre sí. Ambas están apoyadas sobre el tejido subcutáneo que contiene grasa, llamado “panículo adiposo”.
EPIDERMIS: la epidermis es la capa superior o externa de la piel. Por una parte tiene una parte formada por células muertas que se desprenden continuamente de la superficie. En la capa más interna hay células nuevas, llamadas “germinativas”, que son las que remplazan a las células muertas de la superficie de la piel. En la epidermis se encuentran los “melanocitos”, que son las células que sintetizan un pigmento llamado melanina. Estos pigmentos pueden ser de color pardo, rojo y amarillo, lo que explica porque hay personas de diferentes colores de piel.
DERMIS: está ubicada debajo de la epidermis. Es un tejido de mayor espesor, fuerte y elástico. Está formada por fibras elásticas orientadas en forma paralela a la dermis. Entre las fibras colágenas se encuentran entrelazadas fibras elásticas gruesas. Estas fibras son muy abundantes en la cara y el cuello. Entre ellas hay vasos sanguíneos, nervios, las glándulas sudoríparas, las glándulas sebáceas y los folículos del pelo. En la dermis hay terminaciones nerviosas que permiten recibir las sensaciones de tacto, dolor, calor y frío.
HIPODERMIS: se llama así a la parte de la piel donde se apoyan la epidermis y la dermis. Es una capa de grasa formada por lóbulos de tejido adiposo, separados por tabiques de tejido conjuntivo por donde transcurren vasos y nervios. Las funciones que cumple son mantener las reservas para la nutrición, dar energía para el metabolismo del organismo, protege contra los traumatismos y aislar del frío.
Hay una gran cantidad de glándulas sudoríparas y sebáceas distribuidas en toda la superficie del cuerpo. Además en la piel se encuentran los folículos pilosos, excepto en la palma de las manos y las plantas de los pies.
Bibliografía: Cecil Tratado de Medicina Interna- vol. II- 20 edición – Editorial McGraw – Hill Interamericana